No hay desarrollo sin
políticas de largo plazo. Plantear un objetivo e ir en busca de él soportando
los vientos que golpean. No correrse de un camino trazado sin importar lo que
digan, a pesar de que lluevan las críticas. El camino del desarrollo necesita
un poco de esto, y mucho de todos nosotros.
¿Cuál es el problema que se
enfrenta la agenda del desarrollo? Los tiempos electorales. Cada dos años si
tenemos en cuenta elecciones legislativas tanto como las del poder ejecutivo
nos acercamos a depositar nuestro voto de confianza hacia aquel partido que nos
representa y creemos como la mejor opción para dirigir nuestros destinos. Pues
bien, acomodar las variables macroeconómicas no “gana” elecciones. Por ejemplo, devaluar para acomodar el
mercado cambiario produce una subida del tipo de cambio que impactando en un
aumento de precios, disminuye nuestro ingreso disponible. Apuntalar la
inversión en infraestructura en pos de ser más competitivos quizás demanda
años, y no tiene un efecto inmediato en la sociedad.
Nuestro país necesita una
política seria para reacomodar su matriz productiva. Una política que
establezca cuáles serán las prioridades a desarrollar para las próximas décadas
y no pensar de acá a dos años cuando vengan las próximas elecciones. Es
necesario reacomodar lo que está mal, pero continuar lo que se hizo bien.
Resulta imposible para un país desarrollarse si cada cuatro años se cambia
completamente la dirección de las políticas. No podemos trabajar a demanda,
sino que debemos anticiparnos y tener la “oferta” lista cuando vengan a
buscarnos, de otra manera seguiremos perdiendo oportunidades de inversión, ya
sea por excesiva burocracia, infraestructura deficitaria o un sistema
tributario que asfixia a quien quiere confiar en nuestro país, entre otras
cuestiones.
La otra tarea la tiene la
sociedad. Es cierto que algunos sectores no pueden esperar, ya que las
necesidades básicas deben ser satisfechas de manera urgente. Por otro lado, los
sectores que tienen cubiertas sus necesidades deben “aguantar” las medidas
políticas en cierta medida para salir del pozo, entendiendo a la inversión y no
el consumo como motor de crecimiento, aquello que nos hará competitivos frente
al mundo y nos permitirá crecer.
Es necesario desarrollar
políticas de Estado que imaginen un país situado en los primeros lugares del
mundo, como alguna vez lo fuimos. Un país que ofrezca alternativas de
crecimiento con redistribución del ingreso, y no dependamos solamente de una
buena cosecha o que los precios de los commodities suban. Tenemos la
posibilidad de exportar numerosos productos de calidad a través de nuestras
economías regionales, la industria del software, gran potencial en energías
renovables, entre otras numerosas posibilidades de desarrollo.
Todo esto lleva tiempo.
Requiere de mucha paciencia. Si nuestro deseo es no continuar surfeando las
crisis cíclicas que tenemos, la hora de plantear un país a largo plazo llego.
Autor: Hugo F. Freyre
Imágenes:
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