Pero es errático pensar que esta medida es una
solución definitiva al problema de la estructura energética que sufre nuestro
país. El Estado está obligado a pensar, planear y estructurar un plan de
desarrollo energético, sustentable en el mediano y largo plazo, estructural y
holístico, que vaya más allá de los combustibles fósiles y mire hacía el
futuro, considerando –además- otros tipos de energía, principalmente renovables,
antes que el sector privado con su sed de lucro se haga fuerte en ese nicho y
nuestro Estado, en pos del bienestar general, deba acudir a nuevos procesos fetiches
de expropiación. Ver nota completa