
En ese afán, se le ocurre
que una divisa extranjera, sería un obsequio que a su nieto le podría gustar.Elige al dólar
Estadounidense, precisamente un billete de 10 dólares.
Una mañana fría del helado
invierno porteño, se acerca a un banco, lleno de algarabía producto que es el
momento de comprar el tan apreciado (desde lo sentimental) regalo a su amado
descendiente, luego de una larga espera, es su turno, con un billete gastado de
cincuenta pesos le expone al cajero su deseo de comprar 10 dólares.
En ese preciso momento el
cajero revisa los controles de rigor y le explica que no le tiene permitido
venderle esa cantidad.El abuelo queda estupefacto
y el nieto desilusionado.
Un diario levanta la
noticia, el país entero opina sobre ello, la Presidente de los
Argentinos habla sobre esto en cadena nacional.
¿Es tan importante la
compra de 10 dólares para un nieto? Leer texto completo
Por Rubén Ferretti y N. Dario Mejias