martes, 9 de agosto de 2016

Cuando la Macroeconomía se olvida de la gente

“Tenemos que aplicar una política que baje el gasto público para reducir el déficit fiscal”. Algunas frases que se sienten y marcan el rumbo de la economía de un país influyen de manera directa en el bienestar de las personas individualmente consideradas.

Angus Deaton obtuvo el premio Nobel de Economía en el año 2015 por sus estudios sobre consumo, pobreza y bienestar social y es la persona en la cual se inspira este artículo. Cuando la macroeconomía se olvida de la gente, generalmente se da por decisiones de política económica que afectan el día a día de las personas.

El fin de todo ser humano es encontrar la felicidad. La sociedad del consumo nos hizo creer que más felices somos mientras más consumo realizamos. Esta idea es pasajera. Hay muchas otras sensaciones que nos dan felicidad y son, por ejemplo, compartir tiempo con nuestra familia y amigos, vivir nuevas experiencias a través de viajes, la autorrealización en el ámbito laboral, alcanzar los objetivos profesionales que uno se va planteando a lo largo de su vida, entre otras experiencias.

Pues bien, muchas veces los objetivos económicos de quien maneja los destinos de un país se encuentran enfrentados con este anhelo de felicidad. Es muy difícil analizar caso por caso, pero una persona que pierde su empleo desencadena muchos sentimientos negativos, más si es sostén del hogar con el problema económico que ello conlleva. Es complejo abordar estos temas, sin embargo, la pregunta a efectuarse es ¿Cómo salir de una crisis económica sin afectar la felicidad de las  personas que habitan un determinado país? Muy complicado por cierto. Más sencillo es “pegarle” a quien debe tomar las decisiones que ponerse en su lugar. Lo correcto sería que en tiempos de bonanza económica los excedentes se utilicen para tapar los agujeros que se presentan cuando las cosas van mal. Sin embargo, esto es muy difícil si un país a lo largo de su historia ha gastado más de lo que ingreso. Entonces, ¿Quién paga los efectos de los ajustes? Las clases menos pudientes de la sociedad.

Las políticas de “austeridad” deben ser cuidadosamente aplicadas, quizás inyectando dinero en los sectores más descuidados y recortando en otros que pueden “aguantar” los efectos de la crisis con menor impacto.

Es cierto que no se puede dibujar el hecho de que el aumento de consumo en una sociedad sea una muestra de felicidad cuando el país estructuralmente se cae a pedazos, es decir, vivir en una burbuja. Un desarrollo serio y comprometido debe ir acompañado de políticas que incentiven el crecimiento sostenido y una redistribución de la riqueza más equitativa, brindando un mayor nivel educativo, mejores sistemas de salud, acceso a la alimentación y trabajo digno para todos.

Partiendo de esta base, podremos poner en tela de juicio otros factores que se encuentran inmersos en la compleja palabra felicidad. Mientras existan sectores que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, todo lo demás queda en la nada.

Autor: Hugo F. Freyre


Imagen: https://www.google.com.ar/search?q=ajuste&espv=2&biw=1242&bih=585&site=webhp&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjxj9bIrY3OAhXCfpAKHcaDCx8Q_AUIBigB#tbm=isch&q=desigualdad&imgrc=B3onrGzZnQfQCM%3A