En un sistema económico
convencional tenemos dos sectores que manejan los hilos de la economía
claramente conocidos por todos: por un lado el sector privado, cuyo afán de
lucro es su principal motor, y por el otro el Estado quien tiene como misión
otorgar a todos los individuos el acceso a las mismas oportunidades de
desarrollo y bienestar.
Pues bien, se encuentra en
auge lo que se conoce como el “tercer lado”, aquel lugar reservado para
aquellos emprendimientos autogestionados que buscan salir a la luz como una
opción sustentable y medio de vida para quienes se animen a tomar este camino.
¿A qué hacemos mención? Las cooperativas de trabajo son un ejemplo que
vislumbra este costado, donde sus asociados trabajan codo a codo y distribuyen
las ganancias en forma equitativa. Una opción de trabajo donde se potencien las
capacidades y habilidades de cada persona que forma parte del emprendimiento se
constituye como un ideal, una meta que se pretende alcanzar por quienes la
componen.
Ante un sistema económico
que propicia la acumulación de la riqueza en pocas manos, potenciar los
emprendimientos que nazcan es una forma de presentar batalla y otorgar una
herramienta valiosa de vida, entendiendo al trabajo como un medio de vida y
autorrealización.
Las estructuras de estas
organizaciones tienden a ser más horizontales de lo común, ya que estamos
acostumbrados a ver esos interminables organigramas donde se impone la
estructura jerárquica como modelo. En cambio, un dialogo constante entre los
trabajadores y una organización del trabajo que surge de las bases son los
sustentos de estas organizaciones. Quizás en el consenso se encuentre la llave
del éxito para este tipo de emprendimientos, ya que la productividad surge del
auto-convencimiento y ante este hecho no se imponen barreras.
El tema económico no es
menor a la hora de arrancar. Muchas veces es el Estado quien da el primer
empujón, otorgando una ayuda económica para empezar, y por otro lado las Universidades
aportando el acompañamiento necesario en cuestiones relativas a organización y
asesoramiento. En este punto, es conveniente abrir un paréntesis y afirmar que
es necesario un acompañamiento pero no el hecho de tratar de “imponer” una
forma de trabajo, es decir, propiciar la autogestión de los trabajadores.
Pararse en otro costado para
mirar la realidad de otra manera y abrir la cabeza hacia una sociedad más justa
y equitativa son desafíos para el futuro inmediato. Un sistema capitalista que
se recupera ante cada crisis, que “cambia” y tomas nuevas formas pero que
demuestra falencias, necesita otro modelo con el cual competir. Nadie asegura
que el éxito se encuentre asegurado con este nuevo costado de la economía, sin
embargo, propone una alternativa de vida para tener en cuenta.
Autor: Hugo F. Freyre
Imagen:
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